Hoy día, muchas mujeres enfrentan el reto de trabajar y cuidar de sus hijos, siendo cabezas de hogar. Sin embargo, a esto se suma la discriminación que persiste sobre ellas en el ámbito laboral.
En Colombia, existe una creciente tendencia a comprender la equidad laboral, como parte del desarrollo de la mujer en la sociedad y como piedra angular de su empoderamiento.
“Es así como hoy en día se discute en el mundo de la política y los negocios acerca de la participación de la mujer en la economía, los espacios que estamos ocupando y el modelo de liderazgo que estamos proponiendo, así como las nuevas preguntas que esto suscita sobre las responsabilidades de la mujer y del hombre frente a la sociedad”, afirma la psicóloga María Adelaida Perdomo, cofundadora de la empresa Aequales.
“Aún existe en las empresas un fuerte sesgo de género, que debe ser abordado desde las áreas directivas de las organizaciones, para que las políticas y culturas equitativas se conviertan en una práctica transversal en estas”, agrega.
“En los foros que hemos realizado se ha concluido que las culturas empresariales deben promover prácticas de trabajo flexible y que en este proceso el papel de los hombres es imprescindible. “Cuando se logra el equilibrio en los roles tradicionales de género, la mujer puede conciliar su vida familiar con la laboral”, acota la experta.
“Las mujeres estamos en el mercado laboral, laborando tiempo completo (40 horas), enganchadas y comprometidas –indica, por su parte, Ximena Peña, profesora asociada de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes-.
Pues señala, que “ahora sentimos que trabajar fuera de casa es normal y que tenemos la responsabilidad de traer dinero a casa. Sin embargo, seguimos, en su mayoría, ocupando los puestos de siempre: labores de cuidado, empleadas domésticas, niñeras, cuidadoras de ancianos y de personas con discapacidad y maestras”.
Aunque tienen, en promedio, más años de educación que los hombres, las mujeres ganan un veinte por ciento menos que ellos.
Según Isabel Londoño, directora ejecutiva de Mujeres por Colombia, muchas empresas que las contratan creen que no necesitan remuneración porque las mantienen los hombres. Afirma que persiste la cultura que considera a los ingresos de la mujer un complemento, desconociendo que el 40 por ciento o más de los hogares en Colombia son de jefatura femenina.
A esto, se suma que muchas mujeres talentosas no negocian sus salarios, no se dan cuenta de lo que valen y se sienten menos capaces que los hombres.
El estudio ‘The fatherhood bonus and the motherhood penalti’ (‘El bono de paternidad y la sanción a la maternidad’), de Michelle J. Budig, citado semanas atrás por el diario El Tiempo, afirma que en Estados Unidos las mujeres casadas, con al menos un hijo menor de 18 años, devengan 76 centavos por cada dólar que perciben sus pares masculinos.
Sin ir más lejos, en el país las madres ganan 10 por ciento menos que las no madres.
Cuando son divorciadas
“Cuando la mujer es trabajadora y divorciada el panorama se complica –dice la psicóloga Nubia Torres, profesora asociada de la Facultad de Psicología de la Universidad Javeriana-. Es una situación crítica donde la presión del entorno es alta y la mujer, por supuesto, vive tensionada por las responsabilidades del trabajo y del hogar, por el poco tiempo y por el exceso de obligaciones”.
Si a su trabajo, se le suman las labores domésticas, las mujeres resultan trabajando 11 horas más que los hombres entre semana.
De acuerdo con Torres, compaginar ambos escenarios de forma exitosa depende de la personalidad femenina, de sus recursos internos y externos, de qué tan gratificante es su trabajo y de su red de apoyo.
Si se trata de una mujer ejecutiva, con buen salario y que cuenta con apoyo para el cuidado de sus niños, la situación es más fácil de manejar, de lo contrario, sus posibilidades laborales se agotan.
“En el primer caso –añade Torres– es importante que encuentre y respete el tiempo para dedicarle a sus hijos, en el cual pueda construir una relación íntima y de comunicación con ellos. No se trata únicamente de dedicar sus horas libres al oficio, pago de servicios y tareas escolares”.